EROS THE BITTERSWEET – anne carson

Después de leer a la poeta lírica de The Beauty of the Husband y a la prosista en verso de Autobiography of Red (spoiler: mi preferida con mucha diferencia), llego a la ensayista con este Eros the Bittersweet, su tesis académica sobre el concepto de amor erótico en la antigua Grecia a través de la exploración de su literatura. Algunos datos y asociaciones me han recordado a El infinito en un junco.

Partiendo de un poema de Safo y utilizando citas de otros poetas, prosistas y filósofos, especialmente de Platón, pero apoyándose también en citas de obras modernas e incluso en lo que parecen experiencias propias, Carson construye una teoría basada en la triangulación del deseo y en cómo el concepto de tiempo influye en el amor y el erotismo.

Me ha parecido -para qué mentir- un libro difícil. Y, sin embargo, su contenido y su lenguaje trascienden el mundo académico hasta poder leerse de un modo más general; no en vanos escaló hasta los puestos más altos en las listas de libros más vendidos. Concuerdo del todo con las palabras de Sandra Newman que prologan mi edición: aunque Carson ve triángulos por todas partes y, a veces, leemos en su libro más sobre ella misma que sobre la antigua Grecia, su ensayo ofrece un enfoque y una lectura bellos e interesantes.

escrito en inglés | leído en inglés

MIRACLE OF THE ROSE – jean genet

Jean Genet fue un hombre que se pasó media vida entre el reformatorio y la prisión, vivió su homosexualidad muy naturalmente en una época en que se consideraba de todo menos natural, y encontró tiempo para dedicarse a la literatura y al drama, campos en los que además triunfó, convirtiéndose en un clásico de la literatura francesa del siglo XX.

Yo le dije a Rafa que jamás había escuchado nada sobre él, y Rafa me preguntó si había leído a Mishima y a Baudelaire. Un profesor universitario me introdujo a Baudelaire, del que en su día leí varias obras («El pintor de la vida moderna», «Las flores del mal», «El esplín de París», «La Fanfarlo», «Los paraísos artificiales», «El vino y el hachís). Mishima vino recomendado por mi profesor de guitarra, y se convirtió en uno de mis escritores favoritos; de él también he leído varias obras: «El pabellón de oro», «Música», «Confesiones de una máscara«, «Los años verdes«. Rafa me dijo que, si me gustaban Mishima y Baudelaire, Genet me iba a encantar.

No sé que relación hay entre los tres autores ni por qué Genet había de gustarme. Leer su prosa difícil, enrevesada, falta de las estructuras habituales, repetitiva, ha sido una tortura. Bien escrita, pues sí, pero a costa de perderse en sí misma. La novela semiautobiográfica de Genet mezcla constantemente, con un realismo digamos mágico (aunque aplicando el término retrospectivamente) y no lineal, recuerdos reales o inventados del reformatorio y la cárcel, donde todos los críos parecen ser gais y se torturan para alcanzar el ideal de una masculinidad que hace saltar todas las alarmas de toxicidad. Hasta aquí, todo bien: los ingredientes para una novela escandalosamente buena. Genet, además, se gasta una prosa poética y preciosista, rota de la mejor manera por las metáforas más soeces que uno pueda inventar. Pero a mí la novela me ha resultado tortuosa, cargante, y a punto he estado de dejar de leerla varias veces.

Algunas páginas me han gustado, han conseguido hacerme entender lo que se contaba pese a la dificultad de la lectura, y transmitir emociones. Pero entonces me he dado cuenta de que todos los recursos de Genet no hacen más que ensalzar, de la manera más bella posible, los actos más abyectos del ser humano, y en lugar de inspiración he terminado por sentir asco.

Ay, ya lo siento, pero Genet no es para mí…

escrito en francés | leído en inglés

IM STAHLGEWITTERN – ernst jünger

Cuatro meses enteros he tardado en leer la famosa crónica de Ernst Jünger sobre la Primera Guerra Mundial, basada en los diarios que escribió durante el conflicto. Aunque la curiosidad con que comencé la lectura no me abandonó hasta su final, la violencia extrema y costante que recorre cada página me produjo un rechazo difícil de superar.

El libro sigue la carrera militar del autor y tiene la batalla del Somme como punto álgido. El estilo es muy bueno y trata de ser objetivo, aunque en ocasiones destila un cierto tufillo a panfleto belicoso que, no obstante, debe perdonarse porque Jünger menciona a sus compañeros con nombres y apellidos, y es natural que desee darles homenaje.

La guerra de trincheras, las alambradas, los ataques con gas e incluso la erróneamente llamada gripe española aparecen, capítulo sí y capítulo también, dando una idea de cómo fue la guerra, sucediéndose absurdamente en busca de un objetivo superior que, de manera que a mí se me antoja kafkiana, el libro no se molesta en describir ni justificar.

En esto último, sin embargo, este libro difiere mucho del de Remarque, donde el esfuerzo por demostrar el absurdo de la guerra es plenamente consciente. Aquí —se nos dice— se trata de a visión de un soldado que no desea ver más allá de las órdenes que recibe. Algo más tiene, y mejor es leerlo, aunque cueste, que necesitar escibir otros libros semejantes.

escrito en alemán | leído en alemán

LIBRO DEL DESASOSIEGO – fernando pessoa

Yo no sé si este libro es poesía, prosa poética, filosofía, ensayo, un conjunto de microrrelatos u otra cosa. Es, en mi opinión, un libro triste como pocos, un fado elevado al cubo. Por favor abstenerse de leerlo almas deprimidas; que nadie quiera cortarse las venas. Es diferente a los otros libros que he leído de Pessoa, comentados aquí y aquí. Y es, eso sí, un libro bonito en pequeñas dosis.

Nunca me he arrepentido tanto de leer un libro de seguido. Creo que este libro gana -y quizá así vaya releyéndolo- cuando se toma de la estantería, un día cualquiera, para leer un fragmento o dos de manera lenta, disfrutado de sus imágenes impactantes, se medita un poco y se devuelve a la estantería. Leerlo rápido y sin parar es arriesgarse a no comprender nada -si hay algo que comprender- e, incluso, a entristecerse a causa de las temáticas, que giran muy a menudo en torno al tedio existencial y a la futilidad de las acciones humanas.

Ahí queda mi recomendación, que yo mismo no he seguido a pesar de creer, al poco de comenzar la lectura, que esta decisión sería acertada. ¿Qué más puedo contar del libro? Es difícil elegir buenas palabras para describir las sensaciones fatalistas y desesperantes que el libro transmite, y para la aparente falta de objetivo del libro en su conjunto. De este modo, prefiero decir poco. Sin embargo, reconoco que los numerosos fragmentos de los que este libro de compone contienen imágenes bellas, originales y que invitan a pensar.

Lo dicho, creo que es un libro difícil para disfrutar de una lectura lenta y para leer de vez en cuando, quizá de manera tan lenta como fue escrito: durante 20 años.

escrito en portugués | leído en español

UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO – arthur rimbaud

Comencé a leer este libro hace once años durante un viaje universitario en autobús. El libro era prestado y el viaje, corto, de manera que no me dio tiempo a terminarlo; ahora ha sido una relectura en su mayor parte. Había olvidado el oscurantismo de Rimbaud, el simbolismo y la sensación de decadencia. Rimbaud es un poeta con multitud de estudiosos y seguidores y una influencia relevante; tanto es así que me remitiré únicamente a las sensaciones que la lectura me ha provocado y dejaré de lado todo remedo de análisis.

El texto me ha parecido muy oscuro, complejo y abstracto, lo que provoca que cualquier entendimiento -y empatía- se antoje parcial. Las primeras secciones, dantescas y exageradas, son como un torrente de ideas, sensaciones y palabras. Creo que hubiera disfrutado más con una contención narrativa y simplicidad de estilo mayores, aunque algunas de las imágenes me han parecido inteligentes y atrayentes. La sección «Alquimia del verso«, menos caótica y casi libre de exageración y teatralidad, ha sido la que mejor ha despertado mi interés y la que me ha gustado más.

Más o menos por la misma época en que comencé a leer a Rimbaud, solía leer a Baudelaire. Aunque de eso hace ya mucho tiempo, en mi memoria no prevalecen «Las flores del mal«, muchos de cuyos poemas recuerdo igualmente grandilocuentes y exagerados, sino los pequeños poemas en prosa de «El esplín de París«, que encontré incisivos y me hicieron recapacitar, y los ensayos.

escrito en francés | leído en español

HOMINTERN – gregory woods

La comedia «Pride» (2014) me dio a conocer la librería londinense Gay´s The Word, que poco después visité con curiosidad, espoleado por un amigo muy asiduo de establecimientos similares en Madrid. Allí ojeé volúmenes de autores vagamente familiares como Isherwood, y decidí adquirir éste por su título recóndito y, todo sea dicho, bastante arrogante: «Homintern. How Gay Culture Liberated the Modern World». ¿Por qué habría la cultura gay -si tal cosa existe- de liberar el mundo moderno?

Si la palabra commintern alude a la supuesta conspiración comunista derivada de la Primera Internacional y los movimientos obreros subsiguientes, el poeta y activista pro-derechos egipcio-británico Gregory Woods alude irónicamente a la sospecha de una internacional homosexual con la palabra homintern, una idea que reflejan tanto los escritos de personas concretas como las actuaciones de varios gobiernos a lo largo del siglo pasado. Una conspiración que, merced a la condición de judíos de prominentes sexólogos y psicoanalistas, pioneros en el estudio de la homosexualidad, adquirió tintes peligrosos durante el auge del antisemitismo a comienzos del siglo XX y que, debido al secretismo del «armario», entendido como una sociedad homosexual paralela a la sociedad común, llevó a la paranoia durante la Guerra Fría.

El libro cubre aproximadamente un siglo, desde la década de 1870 a la de 1970. Su comienzo coincide, pues, con el desarrollo del psicoanálisis y el estudio de la sexualidad. En aquella época, los estudiosos categorizaron los comportamientos sexuales, incluyendo los homosexuales, de manera extensiva. Esta práctica es común a otras muchas ciencias. Aunque la mayoría de los neologismos se han olvidado con el tiempo, uno de ellos se perpetuó: «homosexual». Años más tarde y únicamente por oposición, aparecería otro: «heterosexual». El autor arguye que, antes de esta época, la homosexualidad era conocida y tratada, muchas veces, de manera benévola en altas esferas de la sociedad, y desconocida en las bajas; simplemente, era algo impensable, cosa que continuó sucediendo con el lesbianismo hasta bien entrado el siglo XX. Razona después que en las sociedades clasistas y rígidas del norte de Europa, esta riqueza de nomenclaturas permitió a la prensa de finales del XIX referirse a diversos escándalos sexuales con palabras precisas, como por ejemplo el de Oscar Wilde, lo cual visibilizó la homosexualidad asociándola a la perversión y la barbarie. Este argumento le sirve a Woods para justificar que los homosexuales encontraron refugio allí donde mejor se les aceptaba: las artes. De esta manera, la proporción de homosexuales en la danza, la pintura, la escritura, la poesía, el teatro y el cine en el arte vanguardista del siglo XX es -según Woods- incontestablemente más alta de lo que correspondería al porcentaje real de la población homosexual, en un periodo de gran influencia cultural que ha dado forma a los cánones culturales modernos. Muchos de ellos expresaron en su obra artística los tabúes de la sociedad en la que vivían y contribuyeron a «liberar» la sociedad en su conjunto. Por contra, la revolución sexual de los sesenta parece mermar esta preponderancia, precisamente por el aceptamiento gradual de la homosexualidad, ya que los gais y lesbianas son capaces de vivir su sexualidad abiertamente y tienen una necesidad menor de encontrar refugios en entornos tolerantes como los que ofrecen las artes.

Paralelamente se abren varios argumentos que completementan y rivalizan con el principal. Primero, la migración de personas homosexuales desde las sociedades donde la homosexualidad estaba criminalizada hacia el Mediterráneo, donde las leyes basadas en el código legislativo napoleónico la permitía en cierto grado, lo cual contribuyó al internacionalismo de gais y lesbianas y, por ende, a mayores interacciones culturales. Woods describe, extensamente y con puntos de vista amplios y contrarios, siempre a través de visiones personales -fragmentos de novelas, cartas, discursos, biografías-, el Berlín, prebélico, el París de entreguerras, el «paraíso» homosexual de Capri -paraíso, únicamente, para los no italianos-, el Tánger del condominio internacional y el Nueva York de los ´50 y ´60; todos ellos mecas homosexuales durante el siglo largo del que se ocupa su libro. Otro gran tema es el de la homofobia e, interesantemente, el de puntos de vista de la comunidad homosexual que, según la lucha por los derechos avanza, las nuevas generaciones van considerando homófobos.

Quizá el libro falla en que esta síntesis es posible únicamente cuando el libro está muy avanzado, La mayor parte es un compendio de citas y anécdotas, una investigación más que un ensayo, densa y profusa en detalles. A veces tuve la impresión de estar leyendo un conjunto enorme de chismorreos, digno de la mejor revista del corazón; eso sí, deliciosamente escrito.

Algunas de esas anécdotas individuales me han proporcionado, sin embargo, los mejores momentos de la lectura. Me ha sorprendido ver las relaciones artísticas en el París de las vanguardias, entre artistas homosexuales y heterosexuales, cultivadas gracias a los salones gais y lésbicos de Gertrude Stein y otros; he aprendido por fin qué es eso de los balets rusos y la enorme influencia mundial que alcanzaron; me he interesado por la historia de la librería parisina de Shakespeare and Co., que visité, ignorante de su existencia, algunos años atrás, y por la de su librera; he aprendido por qué Berlín se ganó su fama sexual; y he entrevisto por qué Hollywood ha sido hasta hace poco, pese al libertinaje de sus habitantes y trabajadores, un lugar donde las historias siguen el mismo patrón clasista y homogéneo.

Incapaz de resumir este libro de forma más breve, soy también incapaz de finalizar con una recomendación. Es un libro interesante y necesario, también denso y anecdótico. Nunca lo habría dejado de leer y, sin embargo, sólo el confinamiento al que nos somete la pandemia me ha obligado a terminarlo. ¿Es prescindible o imprescindible? Ese juicio se lo dejo a otros lectores.

escrito en inglés | leído en inglés

IM BANN DER SCHLANGE – james mcclure

El escritor sudafricano de novela negra James McClure escribió esta novela en 1975 y, fiel reflejo de la sociedad coetánea, la historia refleja la división social del Apartheid. Probablemente éste sea uno de los mayores logros de la novela; el otro, el uso dialectal y probablemente muy realista de los diálogos. Desafortunadamente, la complejidad derivada de estos diálogos, junto a una historia que cambia continuamente de localización y personajes sin introducción o explicación, y que mezcla además dos líneas argumentales -dos crímenes, una bailarina engullida por una pitón y un tiroteo-, me ha hecho muy difícil seguir la historia. Pensé que mi frustración tenía que ver con la elección de leerlo en alemán, lo cual es muy posible; sin embargo, he encontrado muchos comentarios de lectores de habla inglesa que, leyendo el original en inglés, han tenido grandes dificultades para seguir y entender la historia debido a su estructura confusa y al uso de localismos.

Por todo esto, creo que no puedo hacer una buena valoración del libro. Por momentos me ha parecido bueno y por momentos malo. ¿Quién sabe? Me queda claro que, si decido leer otro libro de este autor, deberé hacerlo en español o inglés.

escrito en inglés | leído en alemán

FOOD – getrude stein

Cuando Getrude Stein publicó estos poemas en el contexto vanguardista de su época,  debieron de resultar una delicia. Sin emargo, una vez aceptada la genialidad del concepto y la forma, sus ininterrumpidos extrañamientos semánticos, que dificultan la lectura hasta niveles inimaginados, y su aparente falta de trama terminan por aburrir. Soy amigo de utilizar estos recursos en su justa medida y en casos concretos. Algunos de los extrañamientos de Stein juegan con la fonética y nos hacen leer cosas que no están escritas («chicken is a third«); otras veces nos hacen reflexionar («take no remedy lightly, take no urging intently, take no separation leniently, beware of no lake and no larder«). Repetidos hasta el infinito, la rotura de las leyes sintácticas y la unión de palabras arbitrarias termina, sin embargo, por cansar. ¿Me ha gustado? Bueno, me ha sorprendido, me ha encandilado a veces, he aprendido; gustarme, no sé.

escrito en inglés | leído en inglés

H IS FOR HAWK – helen macdonald

¿Es una novela? ¿Una biografía, una autobiografía? ¿Ficción o no ficción? En cualquier caso, se trata de uno de los libros más originales que he leído últimamente.

Helen está devastada por la muerte de su padre. Lentamante, sin querer y sin apenas darse cuenta, se introduce en una espiral de preguntas y autoanálisis. Cetrera experta, un impulso le lleva a adquirir un azor, el ave rapaz más difícil de domar y su obsesión desde muy niña. Obsesionada con la cetrería desde pequeña, Helen ha leído muchos libros sobre este deporte; uno solo no le gustó: «The Goshawk«, de Terence Hanbury White, que describe los patéticos esfuerzos del escritor por entrenar a un azor sin ayuda experta. White, escritor relegado hoy a la segunda categoría de la literatura, fue el autor de los libros que imaginaron la leyenda artúrica tal y como la conocemos hoy en día, incluyendo la figura del mago Merlín en la historia. Inmensamente popular en vida, Helen nos describe a un White inseguro y despreciativo de sí mismo, incapaz de conciliar su anhelo de pertenencia a la alta sociedad británica con su homosexualidad y sus deseos de sadismo. La narración entrelaza la exploración introvertida de los sentimientos de Helen y White, en distintos momentos y por motivos diferentes, al entrenar a sus azores. Helen, tratando de superar la muerte de su padre y su cada vez más acusada soledad; White, intentando dar una razón de ser a sus deseos reprimidos. Y ambos buscando su lugar en el mundo.

El libro obliga a una lectura pausada. Es denso, contiene un vocabulario un tanto curioso, está lleno de reflexiones cotidianas sobre sensaciones y sentimientos, sobre el valor del paisaje como un ente histórico, creado, cuyo valor identitario es tanto o mayor que su valor natural. Es un libro plano en el sentido de que ocurren pocas cosas, como tampoco ocurren en las novelas de, por ejemplo, Virginia Woolf, y también porque carece de grandes finales que permitan terminar la historia de manera clara, tal y como hizo Kafka. Se trata de un viaje a la introversión y al análisis, a un plano del pensamiento que tiene difícil cabida en las novelas, y sin embargo es un libro que no podría considerar filosófico. Es bello y frustrante, contiene reflexiones para subrayar dentro de párrafos densos, incluso farragosos.

Cuando Helen recorría el paisaje pantanoso de Cambridgeshire, recordando su niñez y la figura  de su padre ya desaparecida, yo recordaba mis paseos por aquel mismo paisaje, ahora hace prácticamente un año, inmerso en la búsqueda de una catarsis para depurar mi memoria de mi relación reciente, llegada a su fin. Helen, con su libro, me ha hecho pensar más que disfrutar, y bregar entre sus páginas más que transportarme por ellas. Dos veces lo cogí y dos veces lo dejé, y no fue hasta la tercera que conseguí leerlo entero. Por alguna razón, jamás dudé que fuera a terminarlo, y siempre pensé que contenía lecciones de las cuales iba a extraer algo útil.

escrito en inglés | leído en inglés

CIEN AÑOS DE SOLEDAD – gabriel garcía márquez

Quería escribir una buena entrada en el blog para este libro y entonces, ¡pum!, perdí el libro en un tren. Cuando mi padre me dijo que andaría por casa y no pude encontrarlo, y me dijo entonces que buscara en las baldas de mi tía y tampoco lo encontré, debí haber sospechado que algo había en este libro de ausencia, de repetición, acaso de fatalidad. Traspapelado el primer libro y perdido el segundo, tuve que comprar un tercero por Internet. Entonces sí, pude terminar las escasas páginas que me quedaban por leer y atontarme ante una escritura tan sencilla como maravillosa.

Lo real y lo maravilloso se entremezclan en la novela como en ninguna otra. El tono de sus primeras páginas me recordaron a «El siglo de las luces«,  una novela que disfruté como un enano en su momento y cuyo autor, Alejo Carpertier, definió lo real maravilloso que caracterizaría la literatura latinoamericana del periodo. Hay en esas primeras páginas de García Márquez esperanza y dulzura, una atmósfera imbuida de misterios primigenios que envuelven la fundación mítica de Macondo junto a lo prosaico y lo banal, como en aquel poema borgiano, «Fundación mítica de Buenos Aires«. En el Macondo de la fundación no existían siquiera palabras suficientes para nombrar los objetos que abarcaba la vista, de modo que debían ser señalados con el dedo.

La fórmula de lo banal y lo mágico ya no abandona la novela, que sin embargo se vuelve más oscura por momentos. A la inocencia iletrada de los primeros pobladores de Macondo su aislamiento les sucede el poder y la riqueza, la guerra y la política, el capitalismo de las grandes compañías, el abandono y el olvido. Las referencias al futuro y al pasado vertebran la novela, confundiendo los tiempos, como sucede también en «Crónica de una muerte anunciada«, cuyo título anuncia el desenlace. Más aún lo hacen la figura omnipresente de Melquíades, el sabio gitano que asombra a Macondo con el descubrimiento del hielo, y las figuras femenina de Úrsula y Pilar Ternera. Estas últimas son, en mi opinión, los personajes más logrados de la novela. Para mí, pensar en este libro es pensar en Úrsula, en sus logros, sus manías y sus cuidados, por encima de la ristra mareante de Arcadios y Aurelianos.

Hay muchas capas de significado superpuestas en la acción. O quizá no haya ninguna, y es todo un simple juego de espejos. He creído ver una historia oculta de Colombia, acaso de América: una fundación mitificada y una independencia creciente al ritmo de la ruina de un viejo galeón español, la llegada del poder estatal, los desmanes de los terratenientes, la riqueza, la perversión corrupta de las multinacionales y acaso de un incipiente narcotráfico, las tiranías, las guerras civiles. Más allá, una historia universal de las pasiones, simple y brutal. Sea como fuere, la habilidad para explicar reacciones comunes ante temas complejos es sencillamente genial. En especial, la distinción del coronel Aureliano Buendía, un completo ignorante político, entre izquierdas y derechas, me pareció tan triste como brillante.

Bien, en algún momento debo escribir el último párrafo de esta reseña. El libro es de sobra conocido, la trama puede buscarse en internet y no quiero repetirla porque, de todos modos, en ella no está el quid de la cuestión. Me interesa decir que este libro es intenso, duro, repetitivo y sin embargo, permeable a la iteración. Que me ha producido muchas sensaciones distintas. Y que acaso, algún día, vuelva a leerlo.

escrito en español | leído en español