En junio visitaré República Checa por tercera vez y por tercer año consecutivo. Será también la tercera vez que esté en Praga, aunque solamente la primera me dediqué a visitar la ciudad a fondo. Este año, como el anterior, pasaré poquito tiempo en Praga y me dedicaré a viajar por el país.
Este libro fue un regalo y tenía muchas ganas de leerlo antes de visitar Praga de nuevo. Escrito a la manera de los libros de cuentos asociados a un lugar -siempre recordaré aquellos Cuentos de la Alhambra de Washington Irving, que leí mientras recorría Granada-, reúne 77 historias y leyendas que tienen a Praga por escenario, divididas según las zonas de la ciudad. Algunas me eran conocidas; ¿cómo olvidar la famosa historia del Golem? ¿Y cómo aquel bello poema de Borges sobre esta historia? Por supuesto, muchas historias fueron para mí completamente nuevas, como la graciosa leyenda de la clara de huevo utilizada en la argamasa del puente de Carlos. Otras, como la leyenda de la fundación de Praga por Libuše, me las había contado O. al visitar Praga por primera vez.
Entre tanta leyenda destacan las historias góticas o de fantasmas, en las que el fantasma termina siendo liberado o vaga eternamente al no saber la gente cómo hacerlo. Las hay también ejemplares y con un cierto tono a moraleja. Llama la atención las series de cuentos que tienen por protagonistas a un mismo personaje; está, por ejemplo, Libuše, mítica soberana de la nación checa, también Carlos IV, rey bohemio y emperador romano-germánico que los checos han mitificado en su memoria colectiva y, quizá el más sorprendente, Judá León, aquél rabino praguense que conjuró al gólem y que aparece con su nombre alemán, Jehuda Löw.
El contrapunto a la curiosidad que las historias han suscitado en mí y a la edición cuidada del libro son, no obstante, la traducción y la corrección. Una traductora checa ha vertido el original al español con las mejores intenciones pero escasa pericia. Son constantes las expresiones mal traducidas, los arcaísmos como sustitutos de palabras más usadas y los errores en la utilización de palabras casi homónimas. No sé si la edición española ha pasado por el filtro de un corrector, ya que palabras iguales se escriben de maneras distintas, especialmente cuando se mantiene o no la grafía alemana, las comillas siguen el patrón germánico y checo en lugar del latino, ¡y la ñ! Bueno, la ñ es una n tocada con toda una retaíla de signos gráficos inconstantes, a cada cual más exótico. Así y todo, no debe de haber demasiados libros checos traducidos al español. Recuerdo que, al visitar el cementerio judío de Praga en 2015, cierto cartel estaba escrito en varios idiomas, entre ellos el español; sin embargo, el mensaje era indescifrable. Se agradece también el esfuerzo de llegar a la audiencia hispana en su propio idioma.
Ha sido un libro, en fin, que he leído despacio y he disfrutado. El mes que viene, en Praga por tercera vez, espero visitar lugares que me recuerden algunas de estos cuentos y leyendas, para poder apreciar la ciudad de otra manera.
escrito en checo | leído en español
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