Aunque conocía este libro desde hacía mucho, me acerqué a él por recomendación de mi padre, lector acérrimo de novela histórica y las buenas biografías. Así es que lo preferí a los muchos otros títulos que espera en casa de mis padres, pacientemente, a que los lea.
La historia de Adriano, que es a la vez la historia de un hombre y de un emperador, me atrapó de inmediato. Es probable que la deliciosa traducción de Julio Cortázar añadiera magia a una novela ya de por sí poética; aunque la lírica que desprenden las tres o quizá cuatro primeras partes de la novela deja a paso a una prosa más sobria en las últimas dos, no es por ello menos bella o incisiva.
Me ha encantado y emocionado. Yourcenar -o quizás Adriano-, con erudición, elegancia y mucha sensibilidad, nos habla de objetivos vitales, del amor y el deseo, del sufrimiento y la muerte, de moral y amoralidad, de religión y espiritualidad, de la belleza de la cultura y del arte, la adrenalina de la guerra, la pasión viajera, de la mentira y el rencor; de todo, en fin, lo que nos hace hombres. No por centrarse en transmitir un riquísimo mundo interior se olvida Yourcenar de novelar la época y los logros de Adriano, sin caer nunca en la disertación: el mantenimiento de la pax romana mediante tratados y la seguridad reforzada en las fronteras, la reorganización del derecho romano, la construcción de la villa Adriana y el Panteón, las guerras del Oriente contra los partos y la sublevación de los judíos al término de la cual se les prohíbe reconstruir el templo, permitiéndoles en cambio «lamentarse» contra al muro hoy conocido como el de las lamentaciones.
A una historia perfecta se le añaden dos apéndices. Uno es un «cuaderno de notas» breves que, en sí mismo, merece mucho la pena leer, ya que proporciona una visión del libro desde su concepción y enseña algo acerca de escribir una novela. El segundo apéndice es una bibliografía extensa y narrada; es decir, no se trata de una mera lista sino que es también un comentario y una rendición de cuentas al lector, atípica, acerca de qué es verdad, qué ficción pura y qué teoría plausible.
Ojalá haya más «Memorias de…» para leer.
escrito en francés | leído en español
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