ANTOLOGÍA POÉTICA – francisco de quevedo

Quevedo es uno de esos autores de quienes leí bastantes poemas sueltos en mi primera juventud, a los 18 y 19 años, pero ningún libro. La antología publicada por El País es 2005 reúne 100 poemas que dibujan el retrato de un autor más complejo de lo que pensaba. Destacan los poemas desenfadados e insultantes, con los que nos presentan a Quevedo en la educación secundaria, por su cantidad y calidad; pero hay también poemas de amor, algunos muy bellos, y poemas de índole religiosa, filosófica y moral. Los últimos destacan por su obsesión con la muerte y la brevedad de la vida y algunos, francamente, son para deprimirse. Veamos…: «Ayer se fue; mañana no ha llegado; / hoy se está yendo sin parar un punto: / soy un fue, y un será , y un es cansado«. También, por ejemplo: «Azadas son la hora y el momento, / que, a jornal de mi pena y mi cuidado, / cavan en mi vivir mi monumento«.

Como escribí más arriba, hay pormas amorosos muy bellos. Uno de ellos, dedicado a Antonia, está compuesto exclusivamente de palabras que comienzan con la letra «a». Los muchos e ingeniosos juegos de palabras, invenciones y figuras retóricas, a menudo al servicio de la socarronería y la mala baba, son sin duda de lo mejorcito de Quevedo. Mucho de esto hay en el famoso soneto dedicado a la nariz de Góngora, aquél que dice «Érase un hombre a una nariz pegado (…)». No he podido evitar desternillarme leyéndolo… otra vez. Otros poemas que también atacan a Góngora están entre los que más me han gustado. Y es que Quevedo ofende y no se corta un pelo. La impresión no ha sido siempre, para mí, tan buena; a veces, su misoginia y su homofobia me han puesto más bien triste. Otras veces las bromas, por partir de objetos y situaciones cotidianas en una época demasiado lejana, me han dejado indiferente al no poder identificarme con ellas. Algunos poemas hacen mofa del propio autor pero, aquí también, toma posiciones de defensa que son en realidad ataques basados -¡sorpresa!- en la misoginia y la homofobia.

En fin, hay de todo en la poesía de Quevedo, y mucho que aprender. Mucho para reírse (sus poemas sobre cuernos son también bastante buenos) y mucho para pensar. Por algo es un clásico.

escrito en español | leído en español