A BARÁTOM MINDÖRÖKKÉ – helen exley

Empecé a estudiar húngaro en 2020, durante el primer confinamiento. Total, mi ex y todos en su panda eran húngaros y yo me había pasado año y medio escuchándolo todos los días; además, coincidió con una época tranquila en el trabajo. Pero estudiar es una palabra muy seria que me recordaba a mi aprendizaje del inglés y del alemán. Yo lo que quería era jugar con el idioma, de modo que aprendí lo justo de gramática para empezar a, desenvolverm, y me lancé a hablar y a escuchar lo más posible. A día de hoy sigo hablándolo una vez por semana y, aunque ya no veo ni a mi ex ni a sus amigos, tengo los míos y resulta que mi barrio es una mini-Hungría.

¿Y el libro? Bueno, pues es un cuento muy corto sobre las bondades de la amistad y pensado para niños pequeños. Parece mentira que en 3 años solamente haya leído esto, ¿verdad? Pues es porque he leído bastante más: extractos de libros, poesías sencillas, artículos, comentarios de internet y entradas de blog, y varios capítulos de una novela. Pero éste es el primer libro que he conseguido terminar…, entendiéndolo. Eso siempre da un subidón y anima a seguir leyendo en el idioma que se estudia con que se juega, y por eso agradezco a mi amiga R. que me lo haya regalado.

escrito en inglés | leído en húngaro

THE VIGILANTE – john steinbeck

John Steinbeck es uno de mis autores preferidos pese a no haber leído sus obras más importantes. «La perla«, «The Moon is Down» y «Tortilla Flat» me bastaron para encontrar su obra maravillosa.

Este librito reúne tres de sus relatos: «The Vigilante» es el relato de un linchamiento racista que revuelve las tripas y es, sin duda, el mejor del libro; «The Snake» aborda la relación siniestra y casi sexual de una mujer con una serpiente; y «The Chrysanthemums» explora la diatriba de otra mujer entre continuar con su vida rutinaria y escapar para vivir aventuras.

Los tres relatos tienen un gran compon9ente psicológico que los hace interesantes, de modo que las contradicciones del pensamiento humano y sí, también el juicio moral, son más importantes que los argumentos.

Pese a ser bueno, de todos los libros que he leídode Steinbeck éste es, sin embargo, el que menos puedo recomendar. Le falta el humor de «Tortilla Flat», la trepidación constante de «The Moon is Down», el cuidado argumental de «La perla».

escrito en inglés | leído en inglés

WHAT WE TALK ABOUT WHEN WE TALK ABOUT LOVE – raymond carver

«Terri said the man she lived with before she lived with Mel loved her so much he tried to kill her. (…) What do you do with love like that?«


Esta colección de diecisiete relatos breves me ha impresionado. Muchos están escritos casi esquemáticamente, con un lenguaje muy popular. Son retazos de historias más grandes, a menudo comunes, que presentan respuestas a la soledad, a la falta de expectativas, y a veces simplemente a una especie de aburrimiento o desencanto vital. Esas respuestas son humanas, duras, muy alejadas de cualquier épica; los personajes beben, discuten, insultan e incluso comenten crímenes. El autor huye de los juicios morales, introduce una historia ya comenzada y la abandona antes de que ésta termine. Todos esos retazos juntos forman el retrato pesimista de una sociedad, la del Noroeste rural de los Estados Unidos.

La prosa clara y propensa a un diálogo desbrozado de toda lírica, la estructura abierta de los relatos, las sorpresas de la trama; todo eso logra enganchar al lector y que se meta en el libro. De hecho, lo he leído casi por completo durante mis viajes en metro. Se trata, eso sí, de una colección triste que muestra muy poco de lo que de bueno existe en las personas.

escrito en inglés | leído en inglés

CUENTOS COMPLETOS – franz kafka

Compré este libro hace más de doce años y desde entonces he ido leyendo, de a poco, sus 83 relatos, novelas cortas y fragmentos. La excepción ha sido «La metamorfosis», que ya había leído años antes, justo antes de cumplir los 18. Entonces, su lectura me dejó una sensación de confusión, un preguntarme: ¿qué es esto que acabo de leer? La misma sensación se repitió al leer los primeros relatos de este libro. En aquel entonces yo cogía y dejaba inconclusas bastantes antologías de relato y poesía y ésta quedó en su rincón durante un tiempo, como libro confuso y extraño que me pareció.

Pero un día los relatos comenzaron a tener  sentido, a enganchar, a gustarme. Leí el número 25, «En la colonia penitenciaria», hará unos 10 años, y se convirtió en uno de mis relatos preferidos; un relato brutal sobre una máquina de tortura, pero también sobre el sinsentido que hay en el mundo, y me interesé más por Kafka y por el contexto en que escribió su obra. Entonces me mudé al extranjero y, a veces, leía unos pocos relatos más de visita en casa de mis padres. Así, durante años, fui entendiendo lo que significa el adjetivo «kafkiano», reconociendo y disfrutando los temas y el estilo que caracterizan a Kafka: la insignificancia y la doblegación del individuo ante una sociedad grande y abstracta ante la que debe postrarse, el esfuerzo y el terror por encajar en unas normas sociales que muchas veces no tienen sentido, el análisis interior de estas normas convertido en obsesión…

El verano pasado leí «El artista del hambre», otro relato magnífico que resume todo lo anterior, sobre un artista cuyo arte es el ayuno; comienza siendo admirado en el circo como un animal más, hasta que las modas cambian y ya nadie le hace caso, sin que él no pueda ya cambiar de modo de vida. Leí también «En nuestra sinagoga…», que contando la historia, tierna incluso, de un extraño monstruo que habita en una sinagoga, vuelve a los temas de la soledad, la incomprensión y la pequeñez frente a una sociedad paternalista que admite los esfuerzos inútiles de individualidad, únicamente porque no la comprometen. Los argumentos de estas historias evidencian el uso que Kafka hace de lo surreal.

Ahora me encanta Kafka. Comencé a leerlo sin estar seguro de que me gustara, sin entenderlo, y he terminado de leer sus historias con interés e ilusión. Mención especial al esfuerzo de la colección El Club Diógenes de la editorial Valdemar por reunirlas. Esta colección de libros de bolsillo asequibles me pareció magnífica en su momento y hace mucho que ya no la veo en librerías. Leed a Kafka. Diría que me da pena haber leído ya sus historias; pero aún no, aún me faltan por leer sus dos grandes novelas: «El castillo» y «El proceso».

escrito en alemán | leído en español

DIE BESTEN DEUTSCHEN ERZÄHLUNGEN – vv. aa.

Este conjunto de 45 relatos puntúa muy alto entre los libros más interesantes que he leído en alemán hasta el momento. Reúne relatos de 38 autores desde Goethe hasta nuestros días. Hay relatos para todos los gustos: serios y divertidos, de estilo barroco y sencillo. Unos pocos me han parecido rebuscados y apenas los he entendido; la mayoría me han gustado mucho y, algunos, me han emocionado.

Aquí hay perlas como Die Bremer Stadtmusikanten de los hermanos Grimm, que mi generación conoce de sobra por su producción televisiva: Los trotamúsicos. Se me han saltado las lágrimas leyendo Das Brot de Wolfgang Borschert, un relato que me ha parecido absolutamente genial. La ironía como vehículo para la crítica aparece en varios relatos, por ejemplo en Das Judenauto de Franz Fühmann o Der neuere (glücklichere) Kohlhaas de Christoph Hein. Aparecen relatos de grandes nombres de la literatura en alemán como E. T. A. Hoffmann, Rainer Maria Rilke, Alfred Döblin, Franz Kafka, Bertolt Brecht, Elias Canetti, Heinrich Böll, Siegfried Lenz o Martin Walser, y de otros autores (casi todos hombres) de quienes apenas sabía nada o desconocía totalmente pero que, estoy seguro, resuenan con fuerza en Alemania.

escrito en alemán | leído en alemán

MULE n.° 3 – vv. aa.

Un banco de mules -esos peces grandes que aparecen entre los muelles y que, en fin, no son los más bonitos del mundo pero siempre están ahí, esperando a ser descubiertos- es la metáfora sobre la que se funda esta revista santanderina, en formato libro y con un diseño gráfico fabuloso e hípercuidado que utiliza juegos tipográficos y, a menudo, fotografías del mar, en blanco y negro y tomadas de forma casi abstracta. Los mules son autores noveles o no muy conocidos, vinculados con Cantabria, que la revista aspira a descubrir y dar a conocer. Entre ellos, un servidor.

La revista se divide en cuatro secciones principales y dos especiales. Las principales son relato, poesía, ensayo y novela gráfica; y las especiales, que van ampliándose con cada número, el texto novelado de un cuaderno de bitácora y la reimpresión de poesías tomadas de «Proel«, afamada revista cántabra de poesía del siglo pasado. La calidad de todas las obras me parece muy buena.

Los relatos del número 3 los firman Nerea Pallares, Daniel Rodríguez Acero, Jordi Ciurana y Javier Azañón. Siguiendo el mismo orden, los dos primeros relatos son avances de sendos libros y es el segundo, «El guando«, el que más me ha sorprendido; pero todos son buenos. Los poetas son Juan Carlos Sánchez Fernández, Carmen Casanueva y Gerardo Dieterlen; todos ellos firman -firmamos- poesías de estilos muy distintos, aunque quizá las una un cierto juego de palabras y un fondo existencial. Me han sorprendido para muy bien los poemas de Carmen, escritos con un estilo que aúna un lenguaje llano con una narración laberíntica y que, en autores menos duchos, no me suele gustar. Javier Pacheco firma el cuaderno de bitácora y Remedios de la Bárcena los poemas seleccionados de «Proel«. Pablo Mata y Carlos Clavería escriben sendos ensayos literarios muy personales y diría que líricos y controvertidos. El segundo, «Uniforme de literatura«, explica la concepción literaria de Grazia Cherchi, escritora y editora italiana; lo he encontrado realmente interesante a pesar de no compartir las ideas que encierra punto por punto. La novela gráfica de Roberto Massó, «La línea, la grieta y el territorio«, es de tremenda conceptualidad y deja casi todo su significado al lector. La de Javier Trugeda también, pese a su dibujo más narrativo y elaborado. Ninguna de ellas se apoya en la onomatopeya o el diálogo. Una poesía cierra la revista.

En conjunto, la revista me parece muy bien hecha y de calidad, además de partir de una idea loable. Agradezco a los editores, también, haberme seleccionado para este número.

escrito en español | leído en español

LOS CACHORROS – j. mario p. vargas llosa

Este volumen de la Biblioteca Breve Salvat -esa colección aún franquista de textos censurados, folios pobremente pegados y portadas insulsas, pero que cuenta con una selección de títulos de muy buen gusto y prólogos brillantes- reúne una novela corta y dos relatos de Vargas Llosa. Todos ellos suceden en Lima, tienen por protagonistas niños o jóvenes acomodados y, por escenarios principales, el barrio de Miraflores y la playa.

La novela corta «Los cachorros» se inspira -lejanamente- en un suceso real. El protagonista, niño de primaria, es atacado por un perro que le arranca el pene. La narración explora cómo este suceso marca su vida y se centra en los efectos psicológicos causados por las bromas de los demás y la imposibilidad de creerse plenamente partícipe de la sociedad a la que uno pertenece. El estilo narrativo es muy experimental y mezcla diálogos, emociones y voz narrativa -la de un personaje secundario que lo cuenta en un momento posterior- en un continuo donde los signos de puntuación siguen reglas nuevas.

«El desafio» es el relato de una pelea entre dos jóvenes. Casi toda la historia sería poco original, e incluso algo insulsa, si no fuera por el final, que da un giro al relato y plantea muchas preguntas; creo que el relato debería alargarse para explorarlas o modificarse ligeramente para sugerirlas, sin revelarlas, antes.

«Día domingo» es el relato de otro desafío, en este caso a nado, y de una amistad quebrada y reconstituida. Me ha gustado más que el anterior.

Hace años (¿2011?, ¿2013?) leí «La ciudad y los perros«, título que me pareció absolutamente genial y pasó a ser uno de mis libros preferidos. Aunque estos relatos, me parece, no alcanzan la calidad de éste, he visto en «Los cachorros» una historia compleja y bien hilada, abierta a temas fundamentales que, aunque no desarrolla plenamente por su corta extensión, sí apunta: machismo, diferencias sociales, homofobia. Es, quizá, una obra ya bastante olvidada de su autor que merece la pena redescubrir.

escrito en español | leído en español

EL DÍA EN QUE MÓNICA VITTI SE ROMPIÓ EN PEDAZOS – g. s. aliaga

Conocí a Gonzalo en Granada, donde me entregó una copia de este libro compuesto por diez relatos que ha merecido el premio Granajoven de Prosa Narrativa 2022. En palabras del autor, sus historias giran en torno a «búsquedas, regresos, asedios y sacrificios».

El primer relato y el que da título al libro, «El día en que Mónica Vitti se rompió en pedazos«, es una fábula con dejes de novela negra, ambientada en el mundo del cine clásico italiano. «El enemigo» relata la locura de un soldado y me ha recordado a lecturas pasadas. «La zona gris» habla de los campos de concentración desde una perspectiva francamente original. «Lázaro» es una versión intencionadamente retorcida del milagro bíblico que quizá tenga algo de borgiana (recuerdo, aquí, al minotauro de «La casa de Asterión«). «La frotera» es una fantasía terrorífica, muy bien escrita aunque, creo, no tan original como los otros relatos. «Machete quebrado» es un relato sobre una revolución fallida que me ha dado mucho qué pensar, y uno de los que más interesantes me han parecido. «Nudo, precisa maraña» me ha gustado mucho; gracias al uso de la primera persona, convierte un argumento sencillo y manido en una palpitante y original historia de ladrones. «Protector de la necrópolis» sorprende con la mezcla de humanidad y monstruosidad encarnada en un guardián de tumbas del Antiguo Egipto. «Esperanza» es, a mi parecer, el mejor de los relatos. A Gonzalo le bastan tres cartas para resumir el sentir de la izquierda española durante los últimos ochenta años. «Accidente«, un relato de alguna manera distinto al resto, es la historia de un descalabro en la montaña.

Un estilo reconocible que favorece el monólogo interior, las oraciones cortas y las repeticiones de palabras clave dota de homogeneidad a un libro de relatos con gran variedad temática, de género y de ambientación temporal. Reconocible es también el tono narrativo, descreído, y la estructuración de los relatos en secciones breves a través de cartas, diarios y otros recursos. Me gusta la manera en que las historias se arman a base de vacíos, evitando contar demasiado.

En resumen, un buen primer libro. Le deseo a Gonzalo muchos otros.

escrito en español | leído en español

ANTOLOGÍA DEL II CONCURSO DE RELATOS BREVES EL ÁTICO – vv. aa.

Me atrajo la idea de leer una compilación de relatos de un concurso que, por su naturaleza, no atienden a un género o hilo conductor específico. Los relatos despliegan así gran variedad temática, aunque no tanto formal; es decir, no me ha parecido que muchos experimenten con el lenguaje. Esta falta de dirección temática me ha resultado refrescante y desesperante al mismo tiempo, y por tanto me parece un punto fuerte y débil a la vez.

En el libro hay calidades para todos los gustos. Algunos relatos me han parecido muy buenos y bien resueltos; la mayoría, decentes e interesantes; siento decir que unos pocos los considero muy malos. Lo que sí hay es un montón de ideas excelentes, aunque pocos autores, en mi opinión, han desarrollado todo su potencial.

Abriendo el libro al azar, según escribo esta reseña, encuentro por ejemplo «Sin título«, donde el colombiano Gellver de Currea desarrolla un capricho lógico-absurdo que divierte a cuenta de la lectura de género. Este relato me gustó bastante, aunque su final no me convence. Pasando páginas entre los dedos, me detengo en «En un pliegue del universo«, de la argentina Melisa Laura Cabello. Este relato me parece que parte de una idea feliz, la relación entre la astronomía de un científico y la magia de cuento de su hijo; pero que, sin estar mal, encuentro que a la autora le falta oficio para contarlo. Me doy cuenta de que este relato va precedido por «Coneja«, de la también argentina María Victoria Nasisi. Aquí, la trama centrada en una historia de amor joven no tiene nada de original y, sin embargo, está muy bien contada. Sigo pasando páginas y llego a «Tacones a medianoche«, de la chilena Fernanda Santander, quien firma una historia de fantasmas que me ha parecido correcta, justa e interesante tanto en su idea como en su desarrollo, pero sin llegar a despuntar. «Súplicas de cambio«, de la cubana Lucrecia Peña, cuenta una historia (la relación de la narradora con su padre) y deja de contar otra (del padre con la expareja de su hija). Me ha parecido un relato de gran profundidad que tiene potencial para ser mucho más largo. «La moneda«, de la madrileña Gloria Fernández, es un relato que retrata la miseria de volverse rico de repente, de manera interesante y con un buen manejo del lenguaje. «Burbujitas«, del peruano (¿o peruana?) Juma Paredes me ha parecido un relato excelente. Condensa gran cantidad de sensaciones en poco espacio con el grado justo de lo que se cuenta y lo que no, a lo que ayuda tomar como narrador a un niño pequeño que cuida de su hermano. «El radioteatro«, de la uruguaya Laura Lockhart, es otro buen relato que, aunque quizá no arriesgue mucho en el lenguaje, logra transmitir ternura al comparar el encierro de una anciana durante la crisis del coronavirus con su escondite de niñez para evitar el Holocausto.

Como veis, hay de todo. Debería añadir que el libro necesita un corrector ortográfico. El concurso fue convocado en Israel y tiene una sección nacional y otra internacional. Las faltas y el manejo del lenguaje en muchos de los relatos nacionales son muy notorias; los relatos en sí pueden estar bien, pero las faltas los estropean bastante. Esto sucede muchísimo menos con los relatos escritos en países hispanohablantes.

La experiencia de leer un libro de este tipo ha sido, con todo, interesante e instructiva, y me quedo con la gran cantidad de buenas ideas.

escrito en español | leído en español

MITTEN IM KRIEG – irina liebmann

Antes de escribir los libros que la hicieron famosa, Irina Liebmann publicó esta colección de relatos cortos en 1989. Berlín Este, el muro y la rara posibilidad de viajar al extranjero (Italia, Portugal…) sirven para expresar retazos de esa contradicción tan alemana entre el este y el oeste, mezclados con la vida corriente de una persona normal.

No sé cuánto hay de ficción y cuanto de autobiografía. La impresión es que la segunda gana. Hay también mucho lirismo. Irina escribe con un estilo poético que, a veces, cansa. Creo que abusa de las repeticiones. Quizá, también, no he sido capaz de engancharme al tema porque la dicotomía este – oeste ha sido uno de los temas preferidos de mis clases de alemán durante años y, después de terminarlas, de algunas series de televisión y películas alemanas que he visto desde entonces. Sea como fuere, destaco el relato «Recherche» de entre todos los del libro, donde una periodista (Irina) intenta, a raíz de un articulo antiguo, encontrar la oficina del periódico donde apareció, acaso desaparecida ya. Las calles de Berlín, con sus solares vacíos, se convierten en un ejercicio de memoria que entrelaza la conciencia personal con la global; un ejercicio que se intensifica cuando Irina no logra dar con la dirección correcta, sólo para percatarse de que no estaba mirando en el punto correcto de la calle, una vez concluidos sus pensamientos.

En suma: un libro correcto y lírico, interesante hasta cierto punto. Probablemente no refleje del todo bien la fama posterior de la autora. Tendré que acercarme al resto de su obra.

escrito en alemán | leído en alemán