Empecé a estudiar húngaro en 2020, durante el primer confinamiento. Total, mi ex y todos en su panda eran húngaros y yo me había pasado año y medio escuchándolo todos los días; además, coincidió con una época tranquila en el trabajo. Pero estudiar es una palabra muy seria que me recordaba a mi aprendizaje del inglés y del alemán. Yo lo que quería era jugar con el idioma, de modo que aprendí lo justo de gramática para empezar a, desenvolverm, y me lancé a hablar y a escuchar lo más posible. A día de hoy sigo hablándolo una vez por semana y, aunque ya no veo ni a mi ex ni a sus amigos, tengo los míos y resulta que mi barrio es una mini-Hungría.
¿Y el libro? Bueno, pues es un cuento muy corto sobre las bondades de la amistad y pensado para niños pequeños. Parece mentira que en 3 años solamente haya leído esto, ¿verdad? Pues es porque he leído bastante más: extractos de libros, poesías sencillas, artículos, comentarios de internet y entradas de blog, y varios capítulos de una novela. Pero éste es el primer libro que he conseguido terminar…, entendiéndolo. Eso siempre da un subidón y anima a seguir leyendo en el idioma que se estudia con que se juega, y por eso agradezco a mi amiga R. que me lo haya regalado.
escrito en inglés | leído en húngaro