Tardé dos tercios del libro en meterme de lleno en esta novela filosófica de Sartre. Durante muchas páginas mi mente se distraía constantemente ante una lectura ligera de retórica, pero densa de carácter, que gira de manera circular ante la aparente absurdidad de la existencia, entendida como esencia de las cosas; es decir, sin importar lo que se haga o deje de hacer. Meterse en la lectura significó sentir curiosidad y ganas de seguir leyendo, aunque no diría engancharse. Y es que el tono de la novela es lúgubre, demasiado, y los diálogos son artificiosos.
La historia es la de Antoine, un hombre que con treinta años ha dejado de viajar por todo el mundo para instalarse en una ciudad francesa de provincias, donde intenta escribir la biografía de un hombre ilustre por hacer algo. Su conciencia encuentra las cosas como son, literalmente: tal como existen. E igual con las que no existen, las cuales incluyen su pasado. Se junta con otro hombre, un ratón de biblioteca al que odia y quien discute su manera de pensar, mientras suspira por una mujer, antigua compañera de aventuras, cuyo carácter es bastante odioso y que termina dándole vueltas a las mismas ideas que el protagonista.
No sé qué esperaba de Sartre; algo distinto, quizá algo más «literario». O incluso todo lo contrario: una historia como mera excusa para desarrollar un pensamiento filósofo a la manera de «El banquete» o de «Así habló Zaratustra«. Esta novela me da la impresión de quedarse en medias tintas: no alcanza a ser una novela al uso que desarrolle ideas más o menos veladas, pero tampoco las expone extensamente sin necesidad alguna de desarrollar una historia o unos personajes.
Lean y juzguen.
escrito en francés | leído en español