A veces no sé por qué me gusta la poesía de Sharon Olds, con su exceso de encabalgamientos, sus muchas asonancias, su falta total de métrica y largas descripciones que dejan poco espacio para la sutileza. Pero me gusta, como ya comenté aquí y aquí. Me gusta desde que Orlando Mondragón, que entiende mis gustos poéticos como pocos, me recomendó su lectura. De modo que, cuando después del primer confinamiento del 2020 me topé con estas «Arias» durante un viaje a King’s Lynn, no dudé en comprar el libro.
«Arias» es un libro bastante tocho para constituir un poemario, y está dividido en varias partes muy homogéneas, varias de las cuales podrían haber sido publicados como poemarios por derecho propio. Sharon nos enseña primero, con su franqueza habitual y pocos pelos en la lengua, su visión política, su rechazo al racismo, y nos lleva a lugares de los Estados Unidos sobre los que volverá después. Introduce el tema de la muerte, que será central más adelante. Sucesivamente, las siguientes partes del libro hablan sobre su nacimiento y su infancia, donde la figura de su madre cobra un papel protagonista y controvertido; también sobre el amor y el sexo: en la adolescencia, en el matrimonio y después del matrimonio. Llegan después las elegías por seres queridos que se han ido y entre las que Olds, de nuevo, pone a su madre en el centro de su poética. El libro termina con una vuelta al nacimiento y con la experiencia de la maternidad de la propia Olds.
He dicho que Olds abusa de los encabalgamientos, pero no siempre es así. La palabra «understand» cobra nuevos significados en estos versos: «You’re smart, all along you’ve been smart, your ignorance / has been the knowledge that you don’t know / what you don’t know, like a form of intelligence, / and now near the end of the world you under- / stand things, you yourself«. A Olds le gustan también los juegos de palabras. El que cito aquí viene a cuento del ataque terrorista de Nueva York en 2001 e introduce una imagen de «vuelta a la tierra» que Olds utiliza después en otras ocasiones: «I need to apologize / to the letters of the alphabet, / to the elements of the periodic / table, to O, and C, and H, / oxygen, carbon, hydrogen, / which make up most of a human body – / body which breaks down, in fire, / to the elements it was composed of«. Me gustan sus juegos de palabras: «Q belong to Q & A, / (…) / within its compound in the dictionary dwelt / the quill pig, and quince beetle, / and quetzal, and quail. Quailing was part of Q’s / quiddity, the Q quaked / (…) / And K has done a lot better – / 28 pages in Webster’s Third / to Q’s 18«; y las sentencias poderosas formadas a partir de contrarios como ésta: «It was not healing – it hurt / to hear how much healing had been needed«; y ésta: «through the extremest bliss of it / to a brief respite from it«. Me gustan también su honestidad y su candidez -reales o fingidas- en versos como: «And when, a year / later, I fell in love (…) / in the bed, I knew (…) his terms / of fondness were impersonal, / a traveler’s names for whatever town / he is passing through – once again«; y «Have I Iearned nothing, that I want to make / a shrine for it / as if on keratin effluence, / blah blah blah, of his matter, is an icon / and my spirit is its worshipper?«. Porque Olds se pregunta cosad que todos nos preguntamos, e identificarse con su poesía resulta sencillo; «I do not know / what a soul is, I think of it / as the smallest, the core, civil right«.
Aunque a veces se me olvida por qué me gusta Olds, leo sus poemas y recuerdo el porqué.
escrito en inglés | leído en inglés