Este libro de poesía, rompedor, epítome del movimiento creacionista, está formado por un prefacio en prosa seguido de siete «cantos» versificados. El prefacio introduce la figura de Altazor, la metáfora de la vida como un viaje en paracaídas «del zenit al nadir» y los temas principales de la obra (la metafísica, el abandono progresivo de la fe cristiana…) a través de imágenes. A su vez, da una muestra contenida de la vanguardia formal propuesta por Huidobro. Los tres primeros cantos desarrollan las tesis del autor: explican la historia de Altazor, promulgan el decaimiento de la fe, ensalzan a la mujer -cosa que aquí me ha parecido extraña- y proponen una poesía que busca romper los límites del lenguaje. Los últimos cantos parecen querer demostrar esto último, estirando el lenguaje en un ejercicio tan coherente como curioso.
El libro es todo forma. En mi opinión, no llega a plantear sus temas filosóficos y dudas religiosas en la medida que requieren. Se centra en explorar un lenguaje nuevo, en ver hasta dónde pueden llegar los juegos de asociaciones, los extrañamientos semánticos, la creación de nuevas palabras; hasta que, al final, el lenguaje se vuelve irreconocible.
Hacía muchos años que conocía a Huidobro y, aunque no es la primera vez que leo su poesía, sí es la primera vez que leo uno de sus libros entero. Es una experiencia curiosa. El prefacio me ha parecido bellamente escrito. La renovación del lenguaje propuesta por el autor, aquí contenida, sorprende a la vez que es capaz de ponerse al servicio de una narración lírica relativamente al uso. Su tono es sereno. El primer canto es largo y más confuso, su tono es a menudo desesperanzador, y apela a la razón más a menudo. Los últimos cantos, después de expuestas las tesis creacionistas, son un ejercicio de demostración. Aunque me han parecido perfectamente coherentes con el libro, me han hecho pensar y, a veces, sonreír, creo que no son tan agradables de leer y que la forma lo es todo según avanza el libro; forma que desplaza a la emoción y a cualquier tema de fondo.
Huidobro merece sin duda un lugar destacado entre los poetas vanguardistas. Leer «Altazor» es aprender a abrir la mente a experiencias lingüísticas nuevas, a esperar la sorpresa en cada verso.
escrito en español | leído en español