Compré este libro durante mi último viaje con K. a las Costwolds la pasada primavera. De algún modo su título y el talante de los versos que leí en la librería se ajustaban a la campiña inglesa que atravesábamos.
La autora desarrolla una propuesta interesante y que parece nacer del covid: una mujer, reconociendo el valor, a menudo ignorado, de la comunidad, envía cartas a sus vecinos -que, en realidad, están en todo el mundo- y algunos le contestan, contándole sus pequeñas alegrías y problemas. Cada poema es una carta.
Creo que la idea es buena y me gusta mucho el tono coloquial del libro, que además da pie a registros culturales y sociales distintos. Me parece que el libro hubiera estado igual de bien, o incluso mejor, ciñéndose a una comunidad de vecinos pequeña, sin expandir su significado metafórico al globo entero, y creo que la idea hubiera funcionado mejor como una serie de microrrelatos. Y es que, aunque el tono de los poemas me gusta mucho y las escenas que describen tienen miga, no veo demasiados recursos poéticos. Además, la autora suele utilizar una rima infantil de manera evidentemente cómica, pero inconsistente y algo cansina después de varias repeticiones.
Eso sí, es un libro sencillo y agradable de leer.
escrito en inglés | leído en inglés