GEDICHTE – joachim ringelnatz

Creo que nunca me había topado con el apellido Ringelnatz hasta que encontré este librito en una librería de viejo de Múnich en 2023. Cuando lo vi, sin embargo, lo sentí cercano como se sienten los clásicos, aunque nunca se hayan leído.

Su poesía es familiar, muy a menudo cómica -y por eso se le recuerda-; a veces fuerza demasiado los versos para adecuarse a un humor constante y a una rima algo monótona. Sus poemas cómicos más largos me dejaron indiferente. No todo es humor: la seriedad inunda algunos de sus versos, y el vocabulario que utiliza entonces es profundo y a veces difícil.

Su poesía es también compleja e incluye juegos de palabras, líneas en inglés y lenguaje infantil. Precisamente son sus poemas escritos desde el punto de vista de un niño, tanto cómicos como serios, los que más me gan gustado y por los que creo que recordaré el apellido Ringelnatz.

escrito en alemán | leído en alemán

2023 EN LIBROS

2023 comenzó siendo un año difícil. Intentaba superar una ruptura con, al principio, muy poco éxito. Había perdido las ganas de hacer todo aquello que me gusta hacer, y el invierno se me antojaba especialmente largo y gris. Poco a poco las cosas fueron mejorando: el trabajo me trajo nuevos proyectos que en parte se llevaron el tedio de los antiguos; hice nuevas amistades y reconecté con otras antiguas, lo cual se reflejó en muchas visitas; quedé finalista de varios concursos poéticos en español… ¡y en inglés!; aprendí a viajar de manera más lenta y relajada, y lo hice por Reino Unido, España, Bélgica, Francia, Alemania y dos países que no había visitado antes: Luxemburgo e Irlanda; comencé a jugar al tenis regularmente, aunque no muy frecuentemente, después de muchos años sin hacerlo; y claro, compré mi primer piso. Considero que el año ha sido una mejora lenta pero constante y que sigue vigente.

Ha sido también un año de mucha lectura, aunque no tanto como el anterior ya que he leído 10 libros o un 19% menos. Recupero aquí algunas de las estadísticas que solía componer en los inicios de este blog. La mayor parte de los libros que he leído, un 53%, han sido en inglés, seguidos por un 33% en español, un 12% en alemán y un 2% en húngaro. Un 29% de todos ellos fueron escritos por mujeres. En cuanto a géneros, gana la poesía con un 42%; la ficción se lleva un 37%, un 16% la no-ficción y un 5% la novela gráfica.

Es muy difícil, si no imposible, elegir un único libro que resuma el año o que me haya gustado mucho más que el resto. Sí me atrevo a dar algunas menciones de honor. «Links, wo das Herz ist» fue el primer libro que, leído en alemán, me enganchó y me hizo disfrutar y emocionarme muchísimo. Las «Observaciones» de Séneca me ayudaron a superar los problemas y me hicieron investigar sobre Epicteto y el estoicismo para reponerme. «Siddhartha» y «Autobiography of Red» son novelas, en prosa y verso, simplemente deliciosas. La «Antología general» de Neruda, que he ido leyendo durante varios años, me ha ofrecido facetas de su autor que no conocía y me ha dejado prendado de su poesía. «Jacques el fatalista» y «Howards End» son otras dos novelas que me dejaron prendado.

Ahora espero que 2024 traiga aún mejores lecturas, y que las lecturas no sean lo mejor del año.

ACTOS IMPUROS – ángelo néstore

He terminado de leer «Actos Impuros» a mi regreso de Málaga, ciudad donde reside Ángelo Néstore, poeta italiano que escribe en español y que, a sus 31 años, obtuvo el Premio Hiperión con este poemario poderoso y brutal acerca de la imposibilidad de ser hombre y madre al mismo tiempo. La profunda sexualidad del poeta, que la vive con pasión, se convierte en una carga cuando dificulta la posibilidad de tener hijos, ya sea de manera natural o a través de un proceso de adopción. Ángelo, pues, canta a la inocencia de las hijas que no puede tener, de una manera que, por su ternura y pese a las muchas diferencias estilísticas, a veces me recuerda a Gabriela Mistral.

Hacía tiempo que quería leer este libro. Me parece fantástico, sentido como pocos. Expone vergüenzas e intimidades sin complejos y, al hacerlo, transmite muchos sentimientos. Algunos versos, al azar:

«Mi madre siempre dice que tengo los hombros de mi padre. / (…) / escondo el pene entre las piernas. / Mamá, ¿a quién me parezco?«

«Todos los días un torno de hierro / me detiene a la entrada del gimnasio. / (…) / Desde este lado observo a un hombre (…) / Lleva una vanidad sofisticada en el flequillo / (…) / y coloca sobre los hombros el peso de la masculinidad que lo reclama

«Mis amigos, sin embargo, son padres, / (…) / Con cincuenta, con sesenta, / quién me llevará a casa, / quién guardará mis huesos bajo las sábanas.«

» Las vecinas de mi madre exhiben orgullosas su legado. / De los marcos de las ventanas en cordeles / cuelgan la ropa sucia de sus nietos / (…) / gotean en el patio de mi madre, / (…) / hija, madre, huérfana, viuda, / un árbol seco cuyas raíces germinan y mueren en su garganta

«Aquella noche decidimos / dejar de usar preservativos. / Y mientras entrabas dentro de mí, / mientras entrabas, / yo pensé en cuál sería / la habitación de nuestra hija«.

«Usted no puede dar a luz. ¿Acaso no leyó el prospecto? / (…) / Pero anímese, usted es muy valiente, yo le admiro, / su elección sexual es un acto de resistencia. / Se llora por los muertos, no por los que no han nacido. / No tiene motivos para estar triste

escrito en español | leído en español

POETRY – william carlos williams

He leído la antología de William Carlos Williams de Standard Books, que reúne cien poemas tomados del Proyecto Gutenberg.

La selección es variada, con poemas que tratan sobre el amor desde distintas perspectivas (joven, libre, familiar), la muerte, la naturaleza, la vejez, la escritura.

Me gusta el estilo ligero de esta poesía, que a menudo se dirige a su ‘townspeople‘ con socarronería y lenguaje sencillo. He disfrutado más de la prosa poética que de la lírica, aunque no sé explicar por qué. Es más, hay poemas que me han gustado mucho y otros que he olvidado nada más terminar de leerlos, y tampoco me explico a qué viene un contraste tan grande.

La ironía y el juego caracterizan mucho de los poemas, incluidos los que son temáticamente más densos. Creo que esta ligereza aparente, marca personal del autor, es muy de agradecer.

escrito en inglés | leído en inglés

CRIMEN Y CASTIGO – fiódor dostoievsky

Hacía bastante tiempo que, tras leer «El jugador», me apetecía acometer una de las obras mayores de Dostoievski. Al final la emprendí con «Crimen y castigo» y el libro no me ha dejado indiferente.

La novela narra el planeamiento de un asesinato, su perpetración y la investigación policial posterior, todo desde el punto de vista del asesino, que es confuso y admite muchas lecturas, y mezclado con varias subtramas que agregan matices filosóficos, psicológicos y morales. Aunque esta descripción pueda dar la imagen de un libro pesado, «Crimen y castigo» es todo lo contrario. Está lleno de giros de acción y argumento, humor y diálogos, todo lo cual resulta en un libro tan interesante como  entretenido.

Es curioso que, durante las primeras 200 páginas, me pareció un mal libro. Pensé que todo sonaba cogido con pinzas y que, sobre todo, sobraban muchas páginas. De repente, dejaron de sobrar. Ni siquiera una. La historia se complicó con una plétora de matices que añadían profundidad e interés. Recordé las palabras que Hemingway dedicó a Dostoievski en «París era una fiesta», que en mi cabeza -habiendo leído ese libro hace 16 años; no me hagáis mucho caso- es algo así como que, a pesar de esos giros argumentales cogidos con pinzas y sus páginas sobrantes, no se sabe cómo, ¡es tan bueno!

escrito en ruso | leído en español

MEINE FREIE DEUTSCHE JUGEND – claudia rusch

Claudia Rusch, escritora nacida en Alemania del Este, narra escenas de su niñez y adolescencia en clave política, con ironía y a veces mala leche. Contrapone el régimen comunista nacido de la ocupación soviética a su obsesión por Francia y los valores que representa Occidente. Su vida familiar y escolar se convierte en una alegoría de la generación que vio caer el muro de Berlín al filo de su vida adulta.

El libro se lee como una suerte de experiencias, ordenadas más o menos cronológicamente -o cuya cronología real no importa demasiado- y bastante sueltas. Casi como una serie de relatos cortos. La lectura es amena. He de decir, sin embargo, que es un libro bastante político; político quizá de más. ¿Estaba realmente la Stasi por todos lados? ¿Hay algo en la vida de Claudia que no sea un símbolo político? Se entiende que un libro sobre esa época y opuesto al sistema de entonces tenga una carga política grande, pero que ese rechazo sea parte central y palpable en la vida de una niña pequeña es algo más difícil de creer. Por otro lado, el libro comienza siendo algo divertido y fácil de comenzar a leer. El tono de las historias, sin embargo, es bastante monótono y, aunque la escritura es ciertamente buena y las historias están bien hiladas y son entretenidas, se echan de menos puntos álgidos y un hilo conductor más tangible.

En definitiva, un libro autobiográfico entretenido y que arroja cierta luz sobre la vida de la gente corriente en la DDR.

escrito en alemán | leído en alemán

2018 en libros

Cuando, comenzando 2018, me propuse leer más libros que en el año precedente, no podía imaginar lo anémicas que iban a resultar mis lecturas. Breve comparativa: lo leído durante 2018 representa solamente el 65,5% de las lecturas de 2017; esta cifra decrece cuando la comparo con los años anteriores, pues supone el 55,8% de las lecturas de 2016 y un paupérrimo 54,3% de todo lo leído en 2014. Aunque sería injusto comparar la cantidad únicamente y olvidarse de la calidad, creo que esta última ha estado bastante equilibrada desde que comencé a escribir este cuaderno de bitácora a finales de 2013.

Pero no todo es lectura. 2018 trajo, de nuevo, viajes. Muchos viajes: excursiones por Inglaterra, una escapada invernal a Escocia, otra a los Alpes franceses y otra a la Provenza, a Bélgica, Letonia, rutas en coche por pueblecitos del norte de España y 17 días mochileando desde Trieste y a través de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Montenegro, una experiencia absolutamente maravillosa en la que conocí a muchísima gente, lugares increíbles y de la que guardo un buen recuerdo. También ha sido un año más centrado en el deporte, más intenso en el trabajo y en el que he visto muchísimo teatro. Y en el que terminé de superar una relación antigua y puesto los cimientos para una nueva. En fin, un año en que la lectura no ha marcado la pauta, aunque haya ayudado.

¿Y cómo ha ayudado? Comencé redescubriendo lo que es engancharse a la lectura con Patria, entendí por fin qué simboliza Macondo en Cien años de soledad, me lo pasé pipa con las no tan extravagantes extravangancias de Portnoy´s Complaint, medité profundamente sobre las heridas y la superación, cuando más lo necesitaba, leyendo Book of Longing y H is for Hawk, me maravillé de no haber descubierto antes el maravilloso Cinco horias con Mario, disipé un poco mis nebulosas ides sobre el Irán contemporáneo con Persepolis, y traté de ordenar mis sentimientos y sensaciones, ya sea acertada o erróneamente, con Palabras sobre el amor y palabras de amor, por nombrar los libros que más hondo llegaron el año pasado. Pocos libros, sí, pero con los que he aprendido y crecido.

Más cifras: el inglés volvió a ser mi idioma principal de lectura por segundo año consecutivo (47,4%), seguido de cerca por el español (42,1%). El alemán quedó en tercera posición con el restante 10,5%. Y ya está, no leí libros en gallego, una rareza que quiero corregir en 2019. Leí libros de autores originarios de 10 países distintos. La mayoría de los libros fueron escritos por escritores europeos (79%), seguidos por los americanos (15,8%) y asiáticos (5,2%). Ningún autor fue africano u oceánico. El 33,3% fueron mujeres y el resto, hombres.

¿Traerá 2019 muchas y buenas lecturas? Eso no puedo saberlo todavía, aunque me conformo con disfrutar y aprender tanto de lo que lea, sea lo que sea, como disfruté y aprendí en 2018. Y por supuesto, con que el año traiga muchas más sorpresas agradables que buenas lecturas. Pasad todos un feliz y agradable 2019.

2017 en libros

¿Estamos ya en febrero? ¡La leche! Y yo sin haber comentado mis lecturas del año pasado. Pues allá vamos…

2017 se pasó volando. O más bien en avión y en tren y en coche y en metro y en bici y andando y es que me pasé viajando una buena parte del año, 64 días en el extranjero para ser exacto, a lo que hay que sumar las varias escapadas y un par de roadtrips en el país donde resido. Además fue un año sinceramente difícil, tanto en lo laboral como en lo personal, con crisis una detrás de otra que, al final, me dejaron poco tiempo -quizá debería decir pocas ganas- para leer. Por supuesto, todo lo anterior es una vergonzosa excusa para justificar que 2017 ha sido, probablemente, uno de mis años menos lectores.

Aún así, he leído libros que considero muy buenos, y creo que al menos un par de ellos quedarán en mi memoria por mucho tiempo. Por idiomas, he leído en español (45% de los libros), inglés (41%), alemán (10%) y gallego (4%). El español volvió a ser mi idioma principal de lectura, frente a 2016, cuando éste fue el inglés. Por géneros, leí más ficción (45%) que no ficción (24%), poesía (24%) y teatro (7%), mientras que no leí ninguna novela gráfica, pese a que tengo dos esperando su turno en las estanterías. Debo decir que, a pesar de que apenas he leído teatro, ha sido el año de mi vida en que más lo he visto representar. Obras clásicas y modernas, todas ha sido en inglés; teatro tradicional, musicales, mezclas contemporáneas, teatro al aire libre, en salas tradicionales y en disposiciones alternativas. He descubierto, quizá algo tarde, que me encanta el teatro.

En cuanto a diversidad geográfica y de género, este año lo he hecho muy mal. La práctica totalidad de los autores que he leído este año han sido europeos, salvando unos pocos relatos cortos de «Granta«, 1 libro africano, 1 hebreo, 1 mejicano y 3 estadounidenses. Además, de nuevo descontando los relatos de «Granta» y unos pocos poemas de una antología, solamente el 14% de los libros fueron escritos por mujeres.

Y esto es todo por ahora. 2018 ya ha traído una buena lectura: «Patria«; ¡veremos cuáles siguen!

ALL QUIET ON THE WESTERN FRONT – erich maria remarque

Prohibida por el nazismo y erigida después en gran éxito de Hollywood, esta novela con tintes autobiográficos desarrolla la historia de Paul Bäumer, un adolescente que, junto a toda su clase, se ve enardecido por las arengas patrióticas de su maestro y termina por alistarse en la infantería alemana como voluntario. La Primera Guerra Mundial, la guerra que puso un antes y un después al modo de hacer la guerra, había comenzado.

A través de un narrador que, debido en parte a su corta edad y en parte a la situación, no puede formarse opiniones coherentes acerca de la situación que le rodea. Alejado en general de pensamientos políticos y de la justificación bélica de uno u otro bando, relata en primera persona la vida en los campos de entrenamienta, en los campamentos, las trincheras. Relata también la experiencia del permiso temporal y del hospital militar. Las imágenes son siempre duras y a veces durísimas; a veces son también graciosas y, según dicen, siempre bastante realistas. Los soldados forman piña para sobrevivir y aprovechan cualquier oportunidad que les permita reírse de la guerra y evitar enajenarse. Los pensamientos de Bäumer confrontan la sociedad, la de sus padres, que permite que una generación entera se pierda, tanto para los muertos como para los sobrevivientes, y la acusa de ignorancia, al desconocer por completo adónde envían a sus jóvenes en una guerra que cada día carece más de significado.

He leído el libro en inglés. Como nota curiosa, me ha hecho gracia darme cuenta de algunas traducciones literales vertidas desde el alemán al inglés; ahí está ese constante «dog tired» («Hundemüde«), tan habitual en alemán pero tan raro en inglés. En fin, parece que en todos los idiomas a los traductores se les escapan cosillas.

Es una novela dura que me ha atrapado por momentos. A veces me ha hecho reír, muchas otras me ha revuelto las tripas y algunas, con la inocencia de su narrador muchacho, me ha sacado una sonrisa. No sé si en conjunto me ha gustado. Es una de esas historias que, por duras, deben madurarse.

escrito en alemán | leído en inglés

2016 en libros

2016 trajo consigo varias sorpresas, buenos y malos momentos, nuevas sensaciones, dudas y alegrías. Durante los primeros cinco meses del año leí poco, tan sólo 7 libros, 4 de los cuales fueron bien cortitos. ¡Pero qué meses! Tuve muchísimo trabajo, aceleré mi estudio del idioma alemán tras ser aceptado en el Goethe Institut, empecé a hacer pinitos con la lengua checa, asistí a dos conciertos increíbles y, sobre todo, viajé. Durante esos meses aproveché, como en los tres años anteriores, todo mi tiempo libre para conocer nuevos lugares. Visité rincones de Inglaterra que todavía no conocía y revisité otros. Visité Escocia, Alemania, Francia, República Checa, Eslovaquia y Austria. En algunos sitios compré libros y otros los miré desde la perspectiva de libros que había leído. Y en mayo, después de tanto viaje, me mudé de casa y me traje mis libros conmigo.

El resto del año fue más pausado y hubo más tiempo para leer. Los viajes, salvo dos largos viajes a España, se convirtieron en pequeñas escapadas, muchas de ellas para hacer senderismo con algún amigo. Leí más y escribí más, y hasta gané el segundo puesto en un concurso literario y publiqué una ilustración y un poemario. Hubo entonces muchos más libros, 27, leídos en trenes camino de algún lugar desconocido, en el parque o tumbado junto a una piscina, en autobuses, en el metro y, si lograba que no me venciera el sueño, en la cama. Y leía en alemán, según mi lectura en este idioma se volvía más fluida, en gallego, porque tenía morriña de mis años en Galicia, en inglés, porque gran parte de la literatura a la que tengo acceso es anglosajona, y en español, porque es mi lengua materna y la disfruto como ninguna otra.

La mayoría de los libros, 17, los leí en inglés; justo el 50%. Leí, una vez más, un batiburrillo de géneros: novela, relatos cortos, ensayo histórico, crónica periodística, divulgación, poesía, teatro y novela gráfica. Esta vez no toqué todos los continentes, ya que no leí a autores africanos ni tampoco oceánicos, aunque sí a autores de algunos países poco occidentalizados como Albania o la antigua Persia. Fue un año de un cierto tono político hispano; ahí están El holocausto español, La barraca y O lapis do carpinteiro, y aunque disfruté muchísimo estas historias, junto con la si cabe más política Palestine, tras leerlas necesité un descanso de tan rabioso que me pusieron. Aunque, incluso con ésas, nada más empezar 2017 me he metido entre pecho y espalda Muerte accidental de un anarquista…, ¡para no quejarse!

2016 ha sido también un año en que he leído más que en 2015, aunque no que en 2014. A veces leer más es bueno y otras no tanto porque, ¡hay tantas cosas que disfrutar!

De 2017 espero libros estupendos. Y espero también vivir un año tan bonito e interesante que traiga mucho más que libros.